Como resultado de las investigaciones, algunos fabricantes de aceite han llegado a la conclusión de que, por término medio, un aceite de calidad puede servir hasta 10.000 kilómetros, y funciona con mayor eficacia en el intervalo de tres a siete mil kilómetros de kilometraje. La cuestión es que en el aceite fresco la concentración de aditivos es demasiado alta (de lo contrario envejecería demasiado rápido), y a partir de los siete mil kilómetros el paquete de aditivos empieza a agotarse lentamente. No, por supuesto, sigue funcionando, pero no como en el aceite fresco. Aquí todo parece claro y lógico, pero hay un pequeño pero importante matiz: la vida útil del aceite suele estimarse en horas de motor, no en kilómetros.
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Según muchos estudios, el aceite de motor dura unas 300 horas (más concretamente, de 250 a 350 horas, dependiendo de la calidad y la tecnología de producción del aceite). Los automovilistas no suelen utilizar el aceite de gama alta (al fin y al cabo, la categoría de precio medio es más popular), y los motores de los coches con kilometraje no pueden ser nuevos, por lo que 300 horas es una previsión algo optimista. Para calcular el verdadero calendario de cambio de aceite, que permite mantener el motor el mayor tiempo posible, es mejor no tomar 300 horas, sino al menos las mismas 250 horas. Siete mil kilómetros en 250 horas pueden recorrerse a una velocidad media de 28 km/h. Parece que la velocidad no es la más alta, pero en ciudad suele ser de 25-30 km/h. Como resultado, se forma el enigma: si el coche funciona principalmente en ciudad, 7000 kilómetros es el intervalo recomendado. Pero como el funcionamiento puramente urbano en la vida real prácticamente no ocurre, se puede cambiar el aceite después de 10 mil kilómetros (después de todo, las mismas 300 horas de funcionamiento no son un veredicto, y después de ellas el aceite no se convertirá en agua, sino que sólo se volverá menos eficiente que nuevo).