Los vehículos modernos tienen un sistema de frenos hidráulico. Esto significa que hay latiguillos que van desde el pedal hasta los frenos de las ruedas, a través de los cuales fluye el líquido de frenos. Cuando el conductor pisa el pedal de freno, el líquido fluye por los latiguillos hasta las pastillas y las presiona. Éstas se presionan contra los discos o tambores. La fricción hace que el coche se detenga.
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El líquido de frenos debe renovarse periódicamente, por término medio cada 40-60 mil kilómetros según el vehículo y el estilo de conducción. Al sustituir el líquido, puede entrar aire en el sistema.
Si se produce un bloqueo de aire en el latiguillo de freno, el coche no podrá frenar a tiempo. Y tendrá que pisar el pedal con más fuerza para detenerse. Para evitar la entrada de aire en los latiguillos, es necesario bombear los frenos.
Cómo saber que ha llegado el momento de bombear los frenos